Es un placer levantarse algunos domingos y desayunar a lo grande en una buena cafetería leyendo un par de noticias de cualquier diario. Ayer me llamó la atención la primera plana de El Mundo, donde salía Txelis, ex dirigente de ETA, comulgando en misa. Lo cogí y, después de echar un vistazo leí el obituario de Peter Yeats, director entre otras de la magnífica Bullit. Y para terminar el desayuno volví a la noticia principal, leyendo su crónica.
Es normal que los ciudadanos nos desesperemos porque terroristas condenados a mil o dos mil años de cárcel, cumplan siete y estén en la calle o en régimen solo de pernocta, pero no es culpa del delincuente, la culpa es del sistema de justicia o de las leyes, ¿no? Así que no me cabreé más de lo normal porque es algo que está al orden del día. Algo que este diario está tratando de sacar a relucir últimamente, lo cual me parece bien.
Así que en la crónica se daba detallada cuenta de la vida de Txelis desde que sale de prisión por la mañana hasta que vuelve a dormir en su celda. Y curioso, fui leyendo su día a día, como una persona que pretende vivir de forma anónima: el trayecto a San Sebastián, las visitas a amigos, un café con su abogado, la misa diaria, sus estudios (prepara una tesis doctoral en teología sobre las bienaventuranzas de la no violencia, o algo así) y su trabajo de profesor de euskara en el colegio de La Salle; y aquí me tocó la fibra, que para mí La Salle es mi casa, no solo un lugar de trabajo.
Aturdido al principio, seguí leyendo la excusa del director del centro, que decía no tener constancia de quién era puesto que imparte clase a padres en un horario extraescolar y no sé qué milongas más. No hice caso a la excusa. Volví a repasar y noté el especial interés por recalcar que va a misa y comulga, que prepara una tesis en una universidad de Teología y que imparte clases en un colegio religioso. Algo quería decirle el reportero a la Iglesia. Estamos hablando de un terrorista que fue jefe de ETA, nada menos.
Entonces pensé en qué diría la Iglesia al respecto... nada. Al fin y al cabo, y sé que las comparaciones son odiosas, pero es la única que tengo en mente, San Pablo fue perseguidor de cristianos y más de uno padeció martirio por su culpa. Si está arrepentido de sus actos es Dios quien perdona, al hombre le cuesta.
lunes, 17 de enero de 2011
miércoles, 12 de enero de 2011
Sugar Pie & The Candy Men
Este domingo la sala Fender Club de Getafe arranca el año con dixie-jazz de los 30 y 40 pero con temas que repasan los últimos 50 años de la música. Desde La Chica de Ipanema pasando por temas de los Zeppelin o más actuales como el hit de 4 Non Blondes What's goin' on. Para muestra este clásico de The Clash:
Y próximamente vuelven llenos de funk Watch Out el 27 y el 3 de febrero The New Mastersounds con el mejor jazz-funk del momento.
Para más información:Fender Club
Y próximamente vuelven llenos de funk Watch Out el 27 y el 3 de febrero The New Mastersounds con el mejor jazz-funk del momento.
Para más información:Fender Club
El gigante asiático
Estoy tan harto de los atracones de estos días de fiesta que me ha debido pasar factura y hoy tengo cuerpo estufa. Tan harto como hablar de los chinos, que con eso de que nos han comprado deuda, ha sido otro de los temas en comidas y cenas. Y es que estamos hechos por China, por mucho que no queramos. Ya no es solo sus establecimientos, es que no hay producto que no venga de allí.
A mí siempre me ha gustado gastar manufacturdos españoles, y el el calzado lo iba consiguiendo hasta que me compré unas deportivas Joma, toledanas, pero que habían sido fabricadas en China... ni tornillos, como dice mi padre, no hacemos ni tornillos.
Lo último ha sido hoy, al pasar a la farmacia. He pedido un termómetro de los de toda la vida, nada de digitales que tampoco estamos para gastar. Aún así, me ha costado 4,20. al llegar a casa lo he abierto. En la caja ponía que no tenía mercurio (ya no era como los de toda la vida, pero no contamina) y lo sorprendente es que, dentro del cristal, tiene una varilla por donde sube lo que hayan puesto en lugar de mercurio y pegada a ella, una tabla de cartón donde están reglados los grados centígrados. Un cartón pegado. Y claro, en la caja he leído made in China.
No termino ahí, me he querido quitar el mal sabor de boca de los 4,20 por un termómetro cutre tomándome un caramelo del dolor contra el mal ajeno. Y no, no se asusten, no están hechos en China. Son de Crevillente, en Alicante. Pueblo famoso por hacer magníficas alfombras... las cuales han quedado reducidas a la fabricación en un par de fábricas, el resto se han convertido en macroalmacenes de alfombras hechas e importadas de... ya saben dónde.
A mí siempre me ha gustado gastar manufacturdos españoles, y el el calzado lo iba consiguiendo hasta que me compré unas deportivas Joma, toledanas, pero que habían sido fabricadas en China... ni tornillos, como dice mi padre, no hacemos ni tornillos.
Lo último ha sido hoy, al pasar a la farmacia. He pedido un termómetro de los de toda la vida, nada de digitales que tampoco estamos para gastar. Aún así, me ha costado 4,20. al llegar a casa lo he abierto. En la caja ponía que no tenía mercurio (ya no era como los de toda la vida, pero no contamina) y lo sorprendente es que, dentro del cristal, tiene una varilla por donde sube lo que hayan puesto en lugar de mercurio y pegada a ella, una tabla de cartón donde están reglados los grados centígrados. Un cartón pegado. Y claro, en la caja he leído made in China.
No termino ahí, me he querido quitar el mal sabor de boca de los 4,20 por un termómetro cutre tomándome un caramelo del dolor contra el mal ajeno. Y no, no se asusten, no están hechos en China. Son de Crevillente, en Alicante. Pueblo famoso por hacer magníficas alfombras... las cuales han quedado reducidas a la fabricación en un par de fábricas, el resto se han convertido en macroalmacenes de alfombras hechas e importadas de... ya saben dónde.
viernes, 31 de diciembre de 2010
A hard day's night y feliz MMXI
La gran noche, la que empieza en las campanadas y no sabes cuándo acaba. Una noche dura, agitada, emocionante. Me recuerda al título de la canción de The Beatles. Siempre en un pedestal, sin bajarlos, a estos cuatro de Liverpool. Genios irrepetibles, como ese actor que hizo reir a tantos y que sigue, al menos a mi, haciendo reir una y otra vez: Peter Sellers. Sus películas son como los monólogos de Gila, uno no se cansa de reir con las mismas tonterías. Ahí radica su genialidad. Os dejo, para despedir el año, con una adaptación de la canción de los Fab Four. Disfruten, y feliz MMXI:
It's been a hard day's night, and I'd been working like a dog
It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log
But when I get home to you I find the things that you do
Will make me feel alright
You know I work all day to get you money to buy you things
And it's worth it just to hear you say you're going to give me everything
So why on earth should I moan, cos when I get you alone
You know I feel OK
When I'm home everything seems to be right
When I'm home feeling you holding me tight, tight, yeah
It's been a hard day's night, and I'd been working like a dog
It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log
But when I get home to you I find the things that you do
Will make me feel alright owww
So why on earth should I moan, cos when I get you alone
You know I feel OK
When I'm home everything seems to be right
When I'm home feeling you holding me tight, tight, yeah
It's been a hard day's night, and I'd been working like a dog
It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log
But when I get home to you I find the things that you do
Will make me feel alright
You know I feel alright
You know I feel alright
It's been a hard day's night, and I'd been working like a dog
It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log
But when I get home to you I find the things that you do
Will make me feel alright
You know I work all day to get you money to buy you things
And it's worth it just to hear you say you're going to give me everything
So why on earth should I moan, cos when I get you alone
You know I feel OK
When I'm home everything seems to be right
When I'm home feeling you holding me tight, tight, yeah
It's been a hard day's night, and I'd been working like a dog
It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log
But when I get home to you I find the things that you do
Will make me feel alright owww
So why on earth should I moan, cos when I get you alone
You know I feel OK
When I'm home everything seems to be right
When I'm home feeling you holding me tight, tight, yeah
It's been a hard day's night, and I'd been working like a dog
It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log
But when I get home to you I find the things that you do
Will make me feel alright
You know I feel alright
You know I feel alright
miércoles, 22 de diciembre de 2010
En el Cottolengo
Poco a poco se va acercando otra vez el milagro de la Navidad (no confundir con la magia de la Navidad, esa ya hace un tiempo que nos está dando la brasa desde cualquier centro comercial) y es en estos días en los que, por ese milagro, hay gente que tiene una comida que llevarse a la boca gracias a campañas que se ponen en marcha y a gente caritativa.
Hoy he participado llevando alimentos al Cottolengo del padre Alegre, en Algete. Un lugar donde las niñas y mujeres enfermas sin remedio tienen su casa. La primera en la frente, sin remedio, sin solución. En su mayoría impedidas físicamente o con enfermedades psicológicas.
No se trataba simplemente de llevar alimentos, recibir la bendición de las monjas y volver a casa. Lo importante es dar un poco de calor a esas mujeres cogiéndolas de la mano, brindando una sonrisa, ayudarlas a cenar... y la recompensa no ha sido solo ver que se sienten queridas, atendidas por cientos de manos que pasan por allí, sobre todo en estas fechas. La recompensa es ver a los ocho alumnos que nos han acompañado darse a ellas.
Me voy a quedar con la imagen de una de las alumnas, de esas que has visto crecer durante años, con corazón decidido, con mirada fija en la mujer a la que atendía, y la cuchara llena de puré temblorosa llegando a su boca, una y otra vez. A cada momento más firme la cuchara y menos serio el rostro. En el postre, la cucharada de yogur no temblaba, y la cara de la alumna sonreía. Por mucho que fuera lloviera, yo no dejaba de ver el sol.
Hoy he participado llevando alimentos al Cottolengo del padre Alegre, en Algete. Un lugar donde las niñas y mujeres enfermas sin remedio tienen su casa. La primera en la frente, sin remedio, sin solución. En su mayoría impedidas físicamente o con enfermedades psicológicas.
No se trataba simplemente de llevar alimentos, recibir la bendición de las monjas y volver a casa. Lo importante es dar un poco de calor a esas mujeres cogiéndolas de la mano, brindando una sonrisa, ayudarlas a cenar... y la recompensa no ha sido solo ver que se sienten queridas, atendidas por cientos de manos que pasan por allí, sobre todo en estas fechas. La recompensa es ver a los ocho alumnos que nos han acompañado darse a ellas.
Me voy a quedar con la imagen de una de las alumnas, de esas que has visto crecer durante años, con corazón decidido, con mirada fija en la mujer a la que atendía, y la cuchara llena de puré temblorosa llegando a su boca, una y otra vez. A cada momento más firme la cuchara y menos serio el rostro. En el postre, la cucharada de yogur no temblaba, y la cara de la alumna sonreía. Por mucho que fuera lloviera, yo no dejaba de ver el sol.
lunes, 20 de diciembre de 2010
Holocausto
Hace poco escribí en el blog sobre Cracovia y, en concreto, sobre el nudo en la garganta que se te pone cuando visitas el gueto y Auschwitz. Yo lo siento por Pérez Reverte, pero hice fotos, lo cual no quita que tuviera sentimientos de rabia y repulsión contra quienes perpetraron y llevaron a cabo ese genocidio durante años.
Hace unos días pasé la tarde con un amigo al que no veía desde hace meses. Hablamos, entre otras cosas, sobre esto mismo. Los dos coincidíamos en que es algo que cualquier ser humano que tenga la posibilidad debería ver. Concienciarse de hasta qué punto el ser humano es capaz de deshumanizarse. Más aún, hasta qué punto un animal como el hombre es capaz de "desanimalarse".
Parece que, después de ver documentales e incluso estar en los mismos lugares donde sucedieron los hechos históricos más lamentables del siglo XX no hay nada más que decir. Pues no, siguen saliendo nuevas cosas sobre el holocausto. Hoy en ABC publican una entrevista a Patrick Desbois, un cura que ha escrito El Holocausto por balas. Simplemente la última pregunta y su respuesta es otra nota desgarradora de lo que sucedió:
-¿Es precisa la cifra de millón y medio de judíos ejecutados con bala en la Europa del Este?
- El cálculo es solo para Ucrania y está aceptado por los mejores especialistas, tirando por bajo. No hay exageración. Y la consigna era una sola bala para matar a un judío, para ahorrar munición, de tal manera que a los que quedaban heridos los enterraban vivos. Algunos tardaron tres días en morir. Como nos han dicho los lugareños, eran fosas cuya tierra se movía.
Y a mí se me remueven las entrañas.
Hace unos días pasé la tarde con un amigo al que no veía desde hace meses. Hablamos, entre otras cosas, sobre esto mismo. Los dos coincidíamos en que es algo que cualquier ser humano que tenga la posibilidad debería ver. Concienciarse de hasta qué punto el ser humano es capaz de deshumanizarse. Más aún, hasta qué punto un animal como el hombre es capaz de "desanimalarse".
Parece que, después de ver documentales e incluso estar en los mismos lugares donde sucedieron los hechos históricos más lamentables del siglo XX no hay nada más que decir. Pues no, siguen saliendo nuevas cosas sobre el holocausto. Hoy en ABC publican una entrevista a Patrick Desbois, un cura que ha escrito El Holocausto por balas. Simplemente la última pregunta y su respuesta es otra nota desgarradora de lo que sucedió:
-¿Es precisa la cifra de millón y medio de judíos ejecutados con bala en la Europa del Este?
- El cálculo es solo para Ucrania y está aceptado por los mejores especialistas, tirando por bajo. No hay exageración. Y la consigna era una sola bala para matar a un judío, para ahorrar munición, de tal manera que a los que quedaban heridos los enterraban vivos. Algunos tardaron tres días en morir. Como nos han dicho los lugareños, eran fosas cuya tierra se movía.
Y a mí se me remueven las entrañas.
viernes, 3 de diciembre de 2010
Tesoro encontrado
Uno a estas alturas de la vida, que todavía considero breve, ha leído pocos libros, aunque haya estudiado filología, lo cual no quiere decir nada. Pero sí tiene claro que, de los que ha leído, tiene especial cariño por algunos. No porque sean buenos, más bien por el momento en que cayeron en sus manos (un regalo, una fecha señalada, los ahorros de una paga, un encuentro con el autor...) Y así tenemos las estanterías llenas de libros a los que les debes un cariño especial.
De esto, que parece no tener mucha importancia en nuestra vida diaria, me he dado cuenta especialmente esta semana. Me ha ocurrido con libros de Manuel Rivas y uno de Azcona. ¿Qué tienen que ver? Pues que en un taller de cine y literatura puse a los chavales La lengua de las mariposas, obra basada en unos cuentos de Rivas y que se ocupó de darles forma de guión Azcona.
Después de la película, yo que tengo en estima la prosa del genial gallego, y que alabo las películas donde puso su mano el riojano, me fui con mis libros a los alumnos para que les echasen un vistazo, leer algo de la obra primitiva... y que vieran lo que es un buen libro dedicado. Porque Manuel Rivas es, que yo conozca, el autor que hace del momento de dedicar un libro algo mágico. Mientras charla con voz sosegada saca de sus bolsillos pluma y lápiz y dibuja, pranquilamente, una barca en la orilla, un campo de amapolas...
Y mientras yo me recreaba con esos recuerdos de encuentros que tuve con el autor, los alumnos apreciaban el valor de esos libros. Después, por arte de birlo y birloque, me desaparecieron de la sala de profesores, y eso es lo que me ha hecho pasar una semana pensando en el cariño que le tengo a los libros. Y, tirando de aquí e hilando de allá, llegué a la conclusión que, equivocadamente, alguien los había embalado para una campaña de una ong que demandaba material escolar y de lectura.
Así que, hace un par de horas que vengo de helarme en un contenedor subiendo, bajando, abriendo y cerrando cajas hasta que, por fin...
De esto, que parece no tener mucha importancia en nuestra vida diaria, me he dado cuenta especialmente esta semana. Me ha ocurrido con libros de Manuel Rivas y uno de Azcona. ¿Qué tienen que ver? Pues que en un taller de cine y literatura puse a los chavales La lengua de las mariposas, obra basada en unos cuentos de Rivas y que se ocupó de darles forma de guión Azcona.
Después de la película, yo que tengo en estima la prosa del genial gallego, y que alabo las películas donde puso su mano el riojano, me fui con mis libros a los alumnos para que les echasen un vistazo, leer algo de la obra primitiva... y que vieran lo que es un buen libro dedicado. Porque Manuel Rivas es, que yo conozca, el autor que hace del momento de dedicar un libro algo mágico. Mientras charla con voz sosegada saca de sus bolsillos pluma y lápiz y dibuja, pranquilamente, una barca en la orilla, un campo de amapolas...
Y mientras yo me recreaba con esos recuerdos de encuentros que tuve con el autor, los alumnos apreciaban el valor de esos libros. Después, por arte de birlo y birloque, me desaparecieron de la sala de profesores, y eso es lo que me ha hecho pasar una semana pensando en el cariño que le tengo a los libros. Y, tirando de aquí e hilando de allá, llegué a la conclusión que, equivocadamente, alguien los había embalado para una campaña de una ong que demandaba material escolar y de lectura.
Así que, hace un par de horas que vengo de helarme en un contenedor subiendo, bajando, abriendo y cerrando cajas hasta que, por fin...
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