miércoles, 30 de septiembre de 2009

The Who en Woodstock y bollos de mosto




Acababa de llegar a casa y dejar la cartera cuando me llamó al fijo un compañero avisándome de que, en Radio 3, estaban pinchando la actuación de The Who en Woodstock. "Bueno, lo oiré en el coche un rato, porque he subido a casa para dejar las cosas y coger las llaves del coche. Muchas gracias por avisar" y le colgué, cogí las llaves y salí pitando. La verdad es que en mi mente estaba sólo el llegar a casa de mis padres, que habían venido del pueblo, y me habían traído bollos de mosto.

Pensé que lo de Radio 3 no sería para tanto pero, al sintonizarlo y oír al locutor contar lo que había ocurrido en aquel histórico concierto del 69 se empezó a alimentar ese gusanillo que llevo dentro que sólo se alimenta a base de historietas del rock. En el transcurso de poco más de 20 kilómetros que separan mi casa de la de mis padres disfruté de temas de Tommy que tocaron en aquel directo, y me partí la caja con la historia de un brasas anarco-comunista que, con permiso del organizador del evento, intentó arengar a la masa ácida y emporrada y lo que consiguió fue un guitarrazo en toda la cabeza por parte de Pete Townshend, que también estaba viajando a la vez que sus dedos ensangrentaban su Gibson, todo sea dicho.

Cuando aparqué subí deprisa, con la idea de seguir escuchando el programa pero... pero el rock y The Who se fueron al garete cuando en la cocina los vi, con su bolsita transparente de siempre y el letrero de la panadería de Simón. Me vinieron a la mente, como un torrente de esas tormentas que azotan por estas fechas el Levante, los desayunos y meriendas con bollos de mosto y Cola Cao. Mira que el pueblo de mi madre tiene unas fiestas llenas de luz y sonido, con el toro de carretillas iluminando las noches de Barrax, en la llanura de Albacete... pues yo me quedo con esos bollos que hacen con el primer mosto del año, que ya deben ser buenos, se preguntarán los que me conocen, porque para que se olvidara del rock...

¡Dios, qué desayunos me esperan!

viernes, 25 de septiembre de 2009

El secreto de sus ojos

Otra vez Juan José Campanella me ha dado esperanza para pensar que el cine con buenas historias sigue. Ya desde la famosa El hijo de la novia nos maravilló a los del otro lado del charco, aunque en su pasaporte ponga que desde hace unos años es uno de nosotros. Una gran narración que juega, como lo hizo en El mismo amor, la misma lluvia, con idas y venidas al pasado, desvelando poco a poco la trama mientras los actores, el mismo binomio de entonces, Darín-Villamil, nos muestran primeros planos de sus personajes, enamorados desde que se encuentran sus ojos en un despacho rancio de un juzgado. Aviso, esos planos pierden ese amor que transmiten si no se ven en pantalla grande. Fijo.

Y, eso sí, todo envuelto en un lenguaje mundano de Buenos Aires que nos encandila, que nos hace reír y que, en algunos momentos hasta ni entendemos pero que todos imitamos según salimos del cine.

No es imprescindible, pero sí saludable.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Nuevo curso


Mis amigos siempre dicen que estoy de vacaciones hasta el primer día de clase. No es verdad. Se empieza a trabajar el día uno y se desea que pasen cuanto antes esos días donde se hacen y corrigen exámenes, hay evaluaciones, se trabajan programaciones, objetivos y demás. Prefiero estar con los chicos en clase.
Esta semana por fin ha comenzado un nuevo curso, lleno de ilusión, de ganas de enseñar, de seguir aprendiendo y, en todos pero en especial en este curso, de solidaridad. El lema que ha escogido mi colegio es simple "una mirada solidaria". Pero en las cosas sencillas, simples, recaen siempre las acciones más grandes y maravillosas del ser humano. A todos en el colegio nos han regalado un llavero, como símbolo de esa solidaridad en forma de mano. Yo lo he dejado colgando de la cremallera de mi cartera, que se irá llenando de libros, de exámenes de la agenda... papeles que no quitan espacio a una ilusión que este curso se abre más solidaria.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Status Quo

Otra agradable sorpresa por parte de unos abuelos en esto del rock. Cumplidos ya los 60 siguen siendo los indiscutibles reyes del boogie rock y así nos lo demostraron el viernes, que se dejaron caer por Madrid para hacernos disfrutar bailando y saltando con sus clásicos de los 70 y 80.

Poca gente sabe que Status Quo ya tuvieron éxitos en los 60, haciendo psicodelia, cuando todavía eran unos mocosos que no tenían ni veinte años. En aquel entonces Francis Rossi no lucía su coleta de caballo que tantos años le ha acompañado (hasta que se la cortó hace poco y la subastó en su club de fans, según he leído), ni tampoco llevaba camisa blanca, chaleco negro, levis de talle alto y deportivas blancas. En aquellos años imperaba una moda de casacas largas de estampados y colores chillones, flequillo cuidado, pañuelo al cuello, camisas con chorreras y puños con puntillas y pantalones de pitillo que se fueron acampanando con el paso del tiempo. Y la música no se acercaba al rock que les hizo famosos con ese sonido maravilloso de las Fender Telecaster que tenemos en mente (he echado un vistazo a unas cuantas listas de mejores guitarristas y no me puedo creer que no esté Rossi en ninguna) con temas como Down, down o Whatever you want. No, en los temas de los 60 que hicieron bien en no recordar el viernes, porque no venían a cuento dentro de la adrenalina de boogie rock que estaban soltando, se oían ritmos machacones y guitarras distorsionadas como mandaban los cánones psicodélicos ingleses de bandas como Pink Floyd, Cream... y tantos otros que parecen no querer recordar esa época ahora que ya han pasado a la edad de la jubilación.
Lo siento por ellos, pero nos queda youtube para hacérselo recordar...