lunes, 6 de septiembre de 2010

Verano: El lugar, Auschwitz

Uno es consciente de los horrores que el ser humano comete consigo mismo. Hay mucha historia en tan pocos años de existencia que los certifican. Y el ser humano no solo no aprende, sino que sigue cometiendo esas barbaridades.

Quizá conozca lo básico de nuestra historia, y me doy cuenta de la barbarie que sucedió apenas 70 años. He visto imágenes, documentales, películas basadas en esos hechos de la Segunda Guerra Mundial, pero nada como estar en el "Planeta Auschwitz". Nada como oír la voz emocionada del guía que nos acompañaba por el campo, y que se sentía como tragar una piedrecita detrás de otra a cada dato de prisioneros, a cada forma de tortura, a cada barracón de cartigo, a cada cámara de gas, creando angustia desde las entrañas, ahogando el llanto de rabia en un nudo en la garganta que se libera tan solo con la brisa, una brisa que arrancaba el olor a hierba fresca del campo, el olor de la libertad, de la vida, en aquel campo de la muerte.



Auschwitz (Francesco Guccini)

Son morto con altri cento
son morto ch'ero bambino
passato per un camino
e ora sono nel vento
Ad Auschwitz c'era la neve
il fumo saliva lento
nei campi tante persone
che ora sono nel vento
Nei campi tante persone
ma un solo grande silenzio
che strano, non ho imparato
a sorridere qui nel vento.
Io chiedo come puo` un uomo
uccidere un suo fratello
eppure siamo a milioni
in polvere qui nel vento.
Ancora tuona il cannone
ancora non e` contenta
di sangue la bestia umana
e ancora ci porta il vento.
Io chiedo quando sará
che un uomo potrá imparare
a vivere senza ammazzare
e il vento si poserá.

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