domingo, 15 de enero de 2012

Jugar al fútbol

No es para nada mi deporte favorito, pero sí que me intereso por algunos resultados y por ver los goles de la jornada, al menos. Y de ver algún partido... con amigos y unas cervezas, y sin tener que estar los 90 minutos mirando la tele.

Eso sí, hacía mucho que no me acercaba a ver jugar a los alumnos del colegio un sábado por la mañana. Es impagable observar su cara cuando se percatan de que estás ahí, apoyándoles en la banda. ¡Y hasta te dedican los goles! Eso sí es fútbol en estado puro. Ver a niños con el espíritu deportivo del que carecen los profesionales que se encaran con el contrario por una falta que no ha sido tan grave, o los que engañan al árbitro tirándose a la piscina.

No dan un balón por perdido, tienen tantas ganas que el entrenador no deja de agarrar en la banda al jugador que va entrar para que no invada el terreno de juego antes de tiempo. Y en cuanto le suelta, sus piernecitas van tan revolucionadas como las de Los Picapiedra cuando echan a correr. Y su cabecita lo que quiere es hacerlo tan bien como Messi el jugador, no el millonario, como Cristiano Ronaldo el jugador, no el guaperas...

La próxima semana volvemos a tener "partido del siglo" que no sé si veré. Lo que sí tengo claro es que, de verlo, no me producirán ni la mitad de buenas emociones que me producen ver a estos locos bajitos cuando juegan.

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