Como fan de todo movimiento musical que se precie, siempre me ha gustado no sólo oír las grabaciones de esos artistas que intentaron cambiar el mundo o, al menos, gritarle a la cara su rebeldía. Al no poder vivir esas épocas y lugares donde estalló cada movimiento, doy gracias a todos esos directores que, contodo el cariño del mundo, se implican en hacer biopics de artistas. Esta vez, y justo cuando acaba el verano, he visto The Runaways, la película basada en la banda homónima liderada por Joan Jett que sacudió la escena de los 70 que ya apestaba a glam y que apestó mucho más porque lo siguiente fue sucio y feo: el punk.
El que vaya a verla, que esté tranquilo, no hay diálogos extensos y brillantes, no hay personajes que digan frases para la posteridad, lo que hay es Runaways, y ellas eran rockeras provocativas con canciones potentes y letras simples. En imagen, puro sexo, drogas y rock and roll adolescente que se inventó el provocador Kim Fowley, que pasó de producir do-wop en los primeros 60 a recrear viajes de ácido como "The Trip" y escribir y producir a gente como Kiss, Alice Cooper o The modern Lovers entre muchos.
Fueron una bomba salvaje, como su canción "Cherry bomb". Y si ellas tuvieron sus maestros en Bowie, Iggy o Lou Reed, otros grupos de los 80 como The Go-go's, después Courtney Love y ahora Yeh Yeh Yeahs han ido cogiendo el relevo de estas rebeldes del rock.
Os dejo con el tráiler de la película.
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