Wong Kar-Wai nos vuelve a sorprender con su mirada asiática, esta vez mezclando con occidente, e introduciéndose en el mundo de Hollywood con actores tan mediáticos como buenos. En My blueberry nights narra, con tintes de road-movie de ida y vuelta al mismo lugar, New York, la búsqueda del amor de la protagonista, Elizabeth (Norah Jones). Búsqueda que no sabe que ha encontrado en un restaurante de esa gran ciudad y se da cuenta de ello a través de los sentimientos que va mandando a base de postales que recibe Jeremy (Jude Law), el dueño del restaurante.
En ese viaje que emprende por la mítica Ruta 66 hasta Las Vegas, Elizabeth pasa como un aire fresco para un alcohólico todavía enamorado de la mujer que le dejó, o como una compañera de viaje para una jugadora de póker a quien enseñarle que no hay que desconfiar siempre.
Todo con un juego de primeros planos con segundos desenfocados, haciendo así de la imagen poesía de sentimientos que muestran los protagonistas (a destacar el binomio que forman David Strathairn y Rachel Weisz), miradas de cámara a través del cristal del local hacia el interior, paisajes urbanos y de carretera, baladas soul... y un beso, un beso al que, como la balada de Otis Redding que suena durante la película, le han puesto ternura.
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